domingo, 4 de octubre de 2009

Sindrome de los isquiotibiales cortos


La cortedad de isquiotibiales

Los músculos isquiotibiales son aquellos tres que cubren la parte posterior del muslo. Dos más internos, el semitendinoso y el semimembranoso, y uno más externo, el bíceps femoral.

Son masas musculares largas y de gran fuerza tendinosa, lo que facilita las tendinitis y las contracturas, dando molestias desde los bordes inferiores de los glúteos hasta el hueco posterior de la rodilla.

Cuando se estira la pierna completamente en la zancada, los músculos isquiotibiales de la pierna adelantada están estirados y se contraen cuando el pie toca el suelo y la otra pierna empieza a ser levantada del suelo, hacia adelante. Por ello, estos músculos recogen o flexionan la pierna y extienden la cadera.

Para mantener la postura erguida, estos músculos ayudan a estabilizar el cuerpo contra la influencia de la gravedad. Trabajan acoplados al cuadriceps. Cuando hacemos un movimiento hacia adelante nos protegen de no caernos hacia esa zona.

Si tenemos una cortedad funcional de la musculatura posterior del muslo podremos encontrar repercusiones no sólo en el muslo (con molestias de tipo «pinchazo» o «fatiga»), también puede afectar a la flexibilidad general de la espalda baja y la pelvis (dolor lumbar o sacro-ilíaco) e incluso de la espalda media (dorso curvo).

La flexión del tronco y la cadera con la rodilla extendida (zancada larga) se ve limitada por la extensibilidad acortada de estos músculos, por lo que la exploración de los isquiotibiales es crucial cuando duele en la parte posterior del muslo.

El diagnóstico diferencial con la ciática es interesante y se basa en que el dolor muscular sólo se siente cuando se están contrayendo o relajando, es decir, acortando, por ello no duelen con posturas mantenidas como estar tumbado o sentado mucho tiempo (en la ciática esto molesta).

Lo cierto es que un acortamiento mantenido del muslo posterior ocasionará, con el tiempo, un aumento de la curvatura dorsal (cifosis torácica) y alteraciones de la zona lumbo-sacra con afectación de los discos intervertebrales (protusiones y hernias discales lumbares). Además, durante la flexión del tronco y la posición de sentado, la cortedad funcional de esta musculatura ocasiona retroversión de la pelvis y con ello una inversión o cambio de la curvatura lumbar normal (pérdida de lordosis).

Cómo distinguir un síndrome de isquiotibiales cortos

Existen varios tests para valorar el estado de la musculatura posterior del muslo, pero todos ellos se basan en medir la facilidad para llegar con las manos a los pies, sin flexionar las rodillas. Por ello, podemos medir los centímetros que falten hasta las puntas de los pies cuando, en posición de sentados, nos echamos hacia adelante hasta dar con los dedos en los pies.

Se considera normal llegar a los pies o faltar cuatro o cinco centímetros si acabamos de hacer ejercicio (pues el músculo suele estar más acortado). Si lo medimos de pie, con las rodillas extendidas y los pies separados tanto como la anchura de los hombros, se pide una flexión máxima del tronco sin flexión de rodillas y con los brazos y palmas de las manos alargados al máximo para llegar al suelo, midiendo con una regla lo que falta para llegar. Si faltan 5 centímetros es una cortedad leve, y entre 6 y 15 es una cortedad marcada y, obligatoriamente, se debe tratar cuanto antes si queremos correr con garantías.

Otra forma de valorarlo es la elevación de la pierna recta, tumbados totalmente estirados sobre el suelo. Se suelen describir ángulos superiores a 75 grados. Si se eleva la pierna (sin flexionar la rodilla) menos de 70 grados, la cortedad pide hacer estiramientos obligatorios y a diario de todos estos músculos. Si no se llega a describir, al menos, 60 grados, se necesitará una ayuda médica para normalizar la musculatura.

Cómo prevenir estos acortamientos

La mejor prevención del acortamiento de isquiotibiales es estirar bien después de correr. Si bien es cierto que no todos tenemos la misma flexibilidad articular (de nacimiento se puede ser más «rígido»), no es menos cierto que podemos mejorar trabajando la elasticidad muscular.

¿Cómo estirar bien los músculos posteriores del muslo?

Primeramente, es de suma importancia conocer el recorrido de los músculos. Si no tenemos unos buenos conocimientos de la anatomía de la pierna conviene consultar en una enciclopedia o en un atlas médico el origen y la inserción de estas masas músculo-tendinosas. Esto es así porque si no «visualizamos» la porción de músculo isquiotibial que estiramos es difícil hacer un correcto estiramiento de la zona.

Por ejemplo, queremos estirar la parte externa del muslo posterior (el bíceps femoral). Para ello nos situamos bien sentados o bien con una rodilla apoyada en el suelo y la pierna a tratar estirada totalmente. Al echarnos hacia adelante sentiremos la tensión indolora adecuada para estirar. Allí mantenemos veinte segundos sin hacer «rebotes» y sin que duela. Se puede considerar que hemos hecho un buen estiramiento de toda la zona isquiotibial.

Pero si queremos ser selectivos y sólo estirar el bíceps femoral (parte externa del muslo) deberemos lanzar el pie de la pierna estirada (la que tratamos) adelante y con las puntas de los dedos giradas hacia adentro, y así permanecer (con la pierna estirada y sin dolor, esto es, con tensión agradable pero efectiva) unos veinte segundos.

Aún podemos mejorar más nuestro selectivo estiramiento. Si pensamos (visualizamos) el recorrido del músculo estirado, toda esta técnica será más efectiva. Por ello no es conveniente distraerse mucho cuando estamos estirando (el estiramiento post-entreno es uno de los momentos más delicados, y para evitar lesiones es necesario).

Otro defecto que conviene desechar cuando estiramos esta musculatura es subir la pierna a sitios altos (obstáculo en la pista, escalera, nudo de un árbol) cuando tiene mayor efectividad estirar sentado en el suelo o en la posición de rodilla flexionada y la otra pierna estirada. Es especialmente peligroso estirar «a pata coja» cuando el atleta tiende a crear un desequilibrio pélvico o presenta cierta predisposición a hacer «pierna corta funcional» (báscula pélvica ocasionada por el excesivo ejercicio).

Por todo ello, la ejecución exquisita de los estiramientos después del ejercicio es la mejor prevención.

Añadiendo que estos ejercicios de «autoelongación» de la musculatura isquiotibial fatigada por el entrenamiento son más eficaces después del ejercicio. Estiramos antes de entrenar este grupo muscular cuando por la actividad laboral o cotidiana trabajamos largas horas sentados.

Pero conviene tener en cuenta que es muy peligroso estirar «en frío» y es mejor hacer un pequeño calentamiento antes de estirar y luego salir a correr.

Aun así, yo recomiendo estirar únicamente al terminar de correr, pues cuando estiramos lo único que hacemos es normalizar unos músculos que acaban de ser solicitados.

Para calentar se deben utilizar ejercicios que reproduzcan de algún modo la actividad física que vamos a realizar, y en este sentido considero los ejercicios de estiramiento pre-entrenamiento innecesarios, y los ejercicios de estiramiento post-entrenamiento obligatorios.

Cómo tratar la cortedad de isquiotibiales

Si el acortamiento isquiotibial es importante (falta de 15 centímetros o recorridos angulares de menos de 60 grados, en las dos pruebas de medida que he descrito) conviene tratar la pelvis y muslo del corredor.

En su inicio, el tratamiento precisa MASAJE DESCONTRACTURANTE de toda la musculatura lumbar, glútea y de muslo posterior hasta el hueco poplíteo de la rodilla. Al menos un masaje semanal con un trabajo manual específico sobre el origen isquiático (bajo el glúteo) en los tendones altos de estos músculos (esta zona se afecta más cuando hacemos trabajo rápido fraccionado) y sobre las inserciones en tibia (rodilla posterior) que en el corredor de fondo originan importantes sobrecargas.

En segundo lugar se debe REVISAR LA PELVIS, pues estos acortamientos conllevan una fuerte retroversión de los huesos ilíacos con la consecuente modificación de la posición del hueso sacro y de la columna lumbar. Si es preciso, habrá que hacer MANIPULACIONES PÉLVICAS a razón de una cada quince días (según evolución) sin olvidar trabajar toda la zona ligamentosa lumbar y sacrociática.

En tercer lugar se prescriben EJERCICIOS DE AUTOELONGACIÓN, con tensión muscular de unos seis segundos y relajación posterior con ganancia de recorrido articular, es lo que se denomina ejercicio de «estiramiento post-isométrico» que se enseña al atleta en la consulta, incidiendo específicamente en la zona a tratar: semitendinoso, semimembranoso o bíceps femoral.

Y en último lugar se revisa toda la cadena muscular posterior incluyendo espalda media y pierna (gemelos), y su relación con la pisada (tobillo y pie) pues el acortamiento permanente del muslo inferior condiciona, con el tiempo, la zancada y la técnica de carrera. Y esto último no sólo influye en los resultados obtenidos por el atleta cuando corre, también supondrá, a la larga, mayor lesionabilidad no sólo del muslo, de la rodilla o de la cadera; pues ya hemos mencionado que la zona más relacionada con estos acortamientos es la pelvis y por ello la columna vertebral.

Autor: Hernán Silvan

lunes, 31 de agosto de 2009

"Agujetas"-Dolor muscular tardío


Las agujetas es el nombre coloquial de un dolor muscular llamado "Dolor muscular de aparición tardía" acompañado de una inflamación muscular. Aparece como un dolor localizado después de un período de ejercicio intenso tras un período carente de ejercicio. Su síntoma es un dolor intenso y localizado similar al de pequeñas agujas (de ahí el nombre) y suponen una disminución de la movilidad y la flexibilidad durante un periodo entre uno (24 h) y cinco días, dependiendo de la actividad y del historial previo de carencia deportiva. Existen numerosas teorías sobre el origen de las agujetas.


Prevención

No existe un método claro para prevenir y tratar las agujetas a pesar de las numerosas investigaciones. Sin embargo se ha demostrado que los estiramientos musculares previos a la realización del ejercio así como posteriores disminuyen la intensidad del dolor. Es conveniente un calentamiento previo así como el aumento progresivo del nivel de entrenamiento, empezando por ejercicios suaves hasta llegar a los más intensos, de este modo las fibras musculares se preparan para una situación de esfuerzo.

Postratamiento

Se ha realizado una exhaustiva investigación acerca de como tratar las agujetas una vez se producen. Uno de los métodos más empleados en la medicina deportiva es el masaje muscular. La árnica de origen homeopático puede tener algún efecto en la mialgia.

Una idea muy extendida y popular es que el consumo de agua con bicarbonato sódico o azúcar puede utilizarse para combatir las agujetas. Este remedio casero es el resultado de la aceptación masiva de la teoría referente al ácido láctico. Puesto que esta teoría está prácticamente descartada, este método probablemente no evita ni cura las agujetas ni sus síntomas, pero puede provocar basicidad y problemas gástricos. Por lo tanto no debe seguirse un tratamiento de este tipo. No obstante, podemos encontrar un pequeño alivio en la aplicación de frío.

jueves, 13 de agosto de 2009

Síndrome de la rodilla del corredor


DESCRIPCIÓN ANATÓMICA

El tensor de la fascia lata discurre desde su origen en la espina ilíaca anterosuperior (cadera) hasta el cóndilo externo (tubérculo de Gerdy, en la rodilla).

En ese punto, el cóndilo externo de la rodilla, es donde se manifiesta la inflamación y dolor, concretamente de la cintilla ileotibial (se trata de un tendón plano que se forma en la continuación de la fascia lata en su inserción ese nivel).

MECANISMO LESIONAL

Esta patología, se origina al rozar la cintilla ileotibial con el borde del cóndilo externo. Esta fricción es máxima cuando la rodilla se encuentra en flexión unos 30º.

La repetición de flexo-extensiones de la rodilla, provoca microlesiones de las fibras de colágeno. Algunos autores incluso hablan de bursitis de la bolsa serosa sita en las proximidades del cóndilo externo de la rodilla, otros autores ponen incluso en entredicho la existencia de la misma.

Ese dolor en la cara externa de la rodilla, puede extenderse hasta el tendón rotuliano, dificultando así su diagnóstico.

Los sujetos jóvenes y, deportistas que practican la modalidad de carrera a pie de manera regular e intensa, así como los ciclistas, son los más propensos a sufrir este tipo de lesión. Los corredores de fondo son los más afectados por la misma.

FACTORES DE RIESGO Y SINTOMATOLOGÍA

1) Se hace patente durante la carrera, especialmente cuando se marcha en terrenos con desniveles, en ambos sentidos (descenso o ascensión) e incluso subiendo o bajando escaleras. También se agrava al ampliar la zancada. Llegando en los casos más graves a dificultar la vida cotidiana.

2) Un cambio en la superficie de entrenamiento de una blanda a una más dura, puede desembocar en este tipo de trastorno.

3) El desgaste del calzado y la pérdida de amortiguación es también otro de los factores.

4) Genu varum o rodillas en paréntesis.

5) Apoyo del calcáneo en inversión, o calcáneo varo.

6) Disimetrías/mala alineación en miembros inferiores.

7) Debilidad en los abductores de cadera, sobre todo, en el glúteo medio.

TRATAMIENTO

Lo más habitual es optar por un tratamiento conservador:

1) Masoterapia de relajación de la musculatura de la pierna.

2) Electroterapia: ionización cálcica, ultrasonidos, láser, Tens...

3) Ejercicios de autoestiramiento: Cruzar, desde la posición de pie, una pierna sobre la otra, inclinando el cuerpo hacia delante.

4) Cuña posteroexterna en el calzado deportivo, corregir el apoyo, disminuir el apoyo en la zona externa.

5) Reposo deportivo.

6) tRATAMIENTO mÉDICO

7) Crioterapia.

8) Ejercicio para fortalecer la extensión

La posibilidad de una intervención quirúrgica se adopta como última opción, en caso de no mejorar con los anteriores tratamientos.


RECUPERACIÓN Y CONSEJOS PARA EVITAR ESTA LESIÓN


1) Vuelta al ejercicio en terreno llano y blando, y cambiando el calzado anteriormente gastado en ese borde externo.

2) Retomar el ejercicio de manera progresiva con tiempos de marcha rápida y carrera, por ejemplo, 5 minutos de carrera y 5 de marcha.

3) Tapping, con fijación en el punto de inserción en el cóndilo.

4) Corrección de la biomecánica de carrera, se puede mejorar con el uso de plantillas.

5) Fortalecer la musculatura abductora.

6) Bicicleta en sillín alto, trabajo en extensión, evitando flexiones mayores de 30 grados.

7) En natación evitar la braza, por el amplio componente flexor de la misma.

lunes, 20 de julio de 2009

Estiramientos para antes y después de correr

El estiramiento nos sirve para preparar al músculo y ponerlo alerta para comenzar a realizar el ejercicio. Es una buena forma de mantenerle activo y despierto. Además, se conserva más joven y elástico frente a la rigidez que contrae al hacer ejercicio. Con esto estamos también mejorando nuestra flexibilidad general y con ella la movilidad de nuestro cuerpo.

Los estiramientos tienen que ser una parte fundamental de nuestra rutina, pues sus beneficios son muchos para el cuerpo. Con ellos evitamos que los músculos acaben por lesionarse a falta de movilidad.


Rutina de estiramientos para antes y despues de correr

http://www.4pipas.com/entrenamientos/tabla_estiramientos1.gif

Begoña Luis Pérez

Fisioterapeuta Col. Nº 5090

Cita previa: 650122305

jueves, 2 de julio de 2009

Begoña Luis Pérez-Fisioterapeuta-¿Cómo pedir cita?

Begoña Luis Pérez

Fisioterapeuta Colegiada 5090.

Diplomada en Fisioterapia, Universidad de Alcalá de Henares, 2003.
Postgrado en Fisioterapia Deportiva, Universidad San Pablo CEU, 2006.
Master en Osteopatía Estructural, Universidad de Alcalá de Henares, 2008.
Monitor Nacional de Atletismo, Federación de Atletismo de Madrid, 2004.

Cita previa en el teléfono 650122305.

Tratamientos para:
Contracturas
Lumbalgias, cervicalgias y algias vertebrales
Tendinosis (tendinitis)
Esguinces
Sobrecargas
Artrosis
Recuperación de lesiones deportivas y laborales
etc...

Técnicas de tratamiento:
Masaje
Osteopatía
Kinesiotapping
Crochetaje
Punción seca
etc...

lunes, 29 de junio de 2009

Contracturas musculares: qué son y cómo tratarlas


Una contractura muscular es una contracción continuada e involuntaria del músculo o algunas de sus fibras que aparece al realizar un esfuerzo. Se manifiesta como un abultamiento de la zona, que implica dolor y alteración del normal funcionamiento del músculo.

Suele aparecer cuando dicho músculo realiza una actividad inapropiada en intensidad o en función. Así, cuando en el gimnasio cogemos más peso del debido pueden aparecer contracturas. O cuando sin coger tanto peso, realizamos un esfuerzo mantenido en el tiempo, como es el caso de una mala colocación en la bici de spinning, una mala técnica de carrera, coger el teléfono de la oficina entre el hombro y la oreja.